La cabra salvaje mallorquina proviene de los primeros animales introducidos por el hombre en las islas hace unos 2.500 años.
Pesan entre 30 y 50 kg, miden unos 70 cmts de altura, tienen un color marrón rojizo brillante de fondo, y negro en su espalda y patas. Los machos son más grandes que las hembras y tienen barba. Siempre tienen cuernos, abiertos y en espiral en los machos. En las hembras en forma de arco y más pequeños.
La carne tierna de los cabritos es muy apreciada por los cazadores. Su caza se practica en los cotos de caza con rifle, o más tradicional mediante perros y lazo, la cual permite capturar vivo al animal.
En la actualidad, la cabra silvestre es un gran problema y una plaga para el ecosistema mallorquín debido a la sobrepoblación salvaje al no tener depredadores naturales. Gran parte de los bosques de la sierra de Tramuntana están en continua recesión por su insaciable apetito. A día de hoy sólo vemos y encontramos las plantas que las cabras silvestres no se comen. Por otro lado, éstas cabras “bombero” realizan un trabajo de limpieza forestal que sirve para evitar posibles incendios forestales.